Grito de los pobres, grito de la tierra

La encíclica del papa Francisco Laudato si’ aporta una visión humanista y ecuménica sobre la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad, el cambio climático, la degradación ambiental y la paz social.

Foto ilustrativa

Por Mg. Mariana Ethel Vanyay*

El lunes 5 de agosto se llevó a cabo el 8° encuentro del Centro de Estudios para una Nueva Institucionalidad Argentina (CEPUNIA) en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) y se disertó sobre la encíclica Laudato si’: sobre el cuidado de la casa en común.

Las políticas públicas internacionales y las de cada país están orientadas hacia la economía y el mercado. Pero la pérdida de fundamentos epistemológicos, axiológicos y metodológicos es una problemática constante. El papa Francisco analiza la causa de la actual crisis ecológica y muestra que es de tipo antropológico, planteando que el problema de la degradación actual del planeta tierra no es solamente económico y técnico, sino también moral y espiritual.

No se trata de un documento ambientalista, sino que es uno de los documentos sociales del Magisterio de la Iglesia del siglo XXI. “Un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe (…) escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (49). Esta encíclica aporta una visión humanista y ecuménica sobre los actuales problemas que afectan al mundo, y por los que el papa tiene una constante preocupación: la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad, el cambio climático, la degradación ambiental y la paz social. Está dirigida no sólo a los/as católicos/as, sino a toda la humanidad; abre la propuesta al diálogo e invita a asumir el compromiso sobre el “cuidado de la casa común”.

A lo largo del documento se plantea que la crisis ecológica tiene una raíz humana que es el “paradigma tecnocrático”. Esa raíz es “una lógica que permite comprender cómo se alimentan diversas actitudes que provocan al mismo tiempo la degradación ambiental y la degradación social” (122). El papa Francisco plantea que hay una sóla crisis socio-ambiental, donde hay que devolverles la dignidad a las personas excluidas y la responsabilidad de salvaguardar el medio ambiente no sólo para las generaciones presentes, sino también para las generaciones futuras.

Ante un mercado caracterizado por la inmediatez, de la mano de la tecnología digital, la robótica y la inteligencia artificial, las personas se enfrentan con una mentalidad utilitarista y cortoplacista y, en muchos casos, en lugar de utilizarse a la técnica como instrumento en manos del desarrollo humano, se ha convertido en un fin en sí mismo. La técnica orientada y colocada al servicio de otro tipo de progreso es más sano, más humano, más social, más integral. (112)

Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman la especulación y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente (56). La propuesta es un mercado con una justicia distributiva que colabore con la paz social, el trabajo digno y la distribución de la riqueza. “El Mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano e integral y la inclusión social” (109).

Es clave orientarse a una economía para el bien común, porque “el bien común presupone el respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral (157). Hoy en día, se reduce al ser humano a la condición de mercancía que se desecha cuando deja de resultar útil para el trabajo o la vida cotidiana. “La cultura del descarte, afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura” (22).

El papa Francisco señala la obligación a un trabajo conjunto y mantiene la esperanza en que hay una posibilidad de cambio, tanto del corazón de las personas como de las estructuras sociales en las cuales estamos insertos/as. No desconoce de las graves dificultades que existen para llevar adelante una nueva economía; por eso convoca a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a “una nueva economía” y promueve a un “Pacto” común global, como un proceso que ayude a cambiar la economía mundial. He aquí un gran desafío.

* Profesora de Economía Aplicada y Auditoria Ambiental | UNDAV.



Septiembre 2019 | Edición #78