Nueve de cada diez personas necesitarán una transfusión a lo largo de su vida, lo que da una clara idea de la importancia de donar sangre.

La sangre no puede ser fabricada, por eso es necesario que esté disponible para cuando alguien la necesite. Las personas que gozan de buena salud son las que pueden sostener el sistema respondiendo a la convocatoria de los bancos de sangre, voluntaria y habitualmente y, además, son las que aportan la sangre más segura.
Existe una necesidad constante de donaciones regulares ya que la sangre sólo se puede conservar durante un tiempo limitado y luego deja de ser utilizable. Así, las donaciones regulares de sangre por un número suficiente de personas sanas son imprescindibles para garantizar la disponibilidad de sangre segura en el momento y el lugar en que se precise.
La sangre es el regalo más valioso que podemos ofrecer a otra persona: el regalo de la vida. La decisión de donar sangre puede salvar una vida, o incluso varias si la sangre se separa por componentes –glóbulos rojos, plaquetas y plasma–, que pueden ser utilizados individualmente para pacientes con enfermedades específicas.
Cada persona tiene aproximadamente cinco litros de sangre que el corazón impulsa a través de las arterias para llegar a todos los tejidos del organismo y recupera a través de las venas tras oxigenarse en los pulmones. El 55% de la sangre es plasma, un líquido que sirve de medio de suspensión a las plaquetas, los glóbulos rojos y los leucocitos o glóbulos blancos.
Teniendo todo ello en cuenta, la sangre tiene diferentes funciones vitales. Los expertos señalan que nueve de cada diez personas necesitarán una transfusión a lo largo de su vida, lo que da una clara idea de la importancia de donar sangre.
Fuentes:
OMS - Ministerio de Salud y Desarrollo Social - Sanitas
Julio 2019 | Edición #76