¿Cuál es el problema filosófico de nuestro tiempo? ¿Cómo lo abordamos? Mientras el “fascismo” operacional crece, las expectativas y deseos se reconfiguran en defensa de las formas de vida.

Por Adrián Cangi*
Simultaneidad
La globalización económica y la revolución tecno-informática intensificaron los efectos de aceleración de los cuerpos y del capital cognitivo del cerebro. Dos direcciones simultáneas atraviesan el presente: una expresa que gobierna una “red de redes” o “el sexto continente virtual”; otra indica que es necesario ampliar el “cuidado de sí” y la “pluralidad de derechos”. En una dirección el refinamiento algorítmico regula el espacio-tiempo, mientras que en la otra insiste la pluralidad de los modos de existencia que busca ampliar un conjunto común más democrático.
Desacuerdo
Estas dos direcciones están enfrentadas en un “proceso de civilización”. Por una parte hombres y mujeres parecen ser adiestrados borrando sus diferencias al servicio de un funcionamiento regular y uniforme de la vida; por otra se experimentan modos plurales de existencia que usan las redes como “encarnadura” o “complemento” de sus composiciones o cooperaciones socio-políticas. Es necesario comprender que en las potencias de invención los dispositivos técnico-administrativos no se mueven a la misma velocidad del cerebro humano en las formas actuales de producción de la vida.
Invención
En un mundo tecno-social como el nuestro, la tendencia a la cooperación productiva oscila entre modos cognitivos cada vez más abstractos y experiencias subjetivas donde los cuerpos hablan sus heridas laborales, educativas e institucionales. Esta tensión es “el problema filosófico” del presente que corresponde por igual al gobierno y a los modos de producción inventiva de existencia. Mientras el “fascismo” operacional crece, las expectativas y deseos se reconfiguran en defensa de las formas de vida.
* Dr. en Filosofía y Letras; Director de la Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas | UNDAV
Abril 2019 | Edición #73