Desde 2016, docentes y estudiantes de Trabajo Social Comunitario de la Universidad Nacional de Avellaneda se adentran en las organizaciones barriales para re-conocer sus experiencias y desafíos.

Por Lucila Alvarellos y Diego Rossi*
Dentro del diverso intercambio entre la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) y la Federación Única de Sociedades de Fomento de Avellaneda (FUSFA), cuatrimestre tras cuatrimestre, desde 2016, docentes y estudiantes de Trabajo Social Comunitario (TSC) nos adentramos en las organizaciones barriales para re-conocer sus experiencias y desafíos. Ya hemos recorrido y charlado con referentes de las sociedades de fomento villas San Martín e Ideal, de Gerli; General Pico, de Villa Corina; Florentino Ameghino, de Entrevías; General Lavalle, de Avellaneda Centro; Bartolomé Mitre, de Wilde; y la Sociedad de Fomento de Villa Marconi.

En todos los casos, con la experiencia de extensión universitaria que vamos acumulando, ponemos en valor las trayectorias y los aportes de cada comunidad mediante entrevistas grupales e individuales en profundidad, recorridas por el barrio, y la vinculación entre las cuestiones propias del lugar y su tiempo con los procesos políticos y sociales que nos atravesaron y comprometen actualmente en el territorio. Las sociedades de fomento tuvieron un importante rol en la constitución de las barriadas de Avellaneda; han venido siendo impulsoras y mediadoras ante el Estado para la gestión de obras de infraestructura y prestación de servicios. Además, resultan espacios de interacción social, cumpliendo un papel en la vida cultural de la región. Tras la última dictadura militar y las crisis que dañaron seriamente el tejido social, sufrieron un retraimiento y una merma en la participación de los/as vecinos/as. En los últimos años se ha dado un proceso de revitalización de algunas de ellas. Conviven así viejas generaciones de fomentistas con integrantes que no vivieron la anterior etapa de las sociedades de fomento. Actualmente, muchas de ellas están en un proceso de redefinición de su función social, desarrollando actividades educativas y culturales.

Qué hacemos
Con la ubicua asistencia de Gina Pignataro y Alicia Motta, por la FUSFA, el proyecto “Reconstruyendo el entramado social – Las sociedades de fomento en Avellaneda” articula con prácticas concretas de sensibilización. Estudiantes dialogan con memoriosos/as y hacedores/as, con señoras y señores experimentados/as y con pibes y pibas que quieren tomar la posta de representación en los barrios.
No se trata en ningún caso de un cuento de hadas: afloran las tensiones entre formas de liderazgo y demandas sociales; entre los problemas económicos, de infraestructura, sanitarios o ambientales y las formas de involucrar al cercano Municipio y los poderes Nacional y Provincial.
Las currículas de las distintas carreras se cruzan con métodos de investigación-acción participativa propuestos por TSC, y los juicios y prejuicios se encuentran con los testimonios frescos de una historia vivida y problemas que nos sitúan en casos concretos de nuestra ciudad en movimiento.

Además de las preguntas sobre cómo se re-construye la memoria social, nos interesa la evolución de las funciones de cada Sociedad de Fomento, el relacionamiento con socios/as y vecinos/as, y, especialmente, la contribución a su relación con integrantes más jóvenes y activos en la vida institucional actual.
Esta cooperación -que se realimenta en cada cuatrimestre con una nueva institución- no se propone “resolverles problemas” desde la academia, sino comprender en un proceso de enseñanza-aprendizaje a través de las reuniones de intercambio, de los documentos o pequeños videos de cierre de cursada, y de los trabajos finales de cada estudiante, cuánto hay por crecer como miembros de una universidad que integra saberes y conocimientos.
* Docentes de Trabajo Social Comunitario III.
Marzo 2019 | Edición #72