Antonio Hugo Caruso, referente histórico de la cultura de Avellaneda, presidente del Consejo Social y doctor Honoris Causa de la UNDAV, ofrece una reflexión profunda acerca de las cuatro décadas ininterrumpidas de democracia que se conmemoran este año.
Por Diego Orcoyen
Decir “Antonio Hugo Caruso” es sinónimo de “cultura”. Es hablar de arte, música, plástica o literatura, danza o escultura, teatro y fotografía. Referente histórico en la materia en el ámbito de Avellaneda, el exsecretario de Cultura, Educación y Promoción de las Artes de Avellaneda, doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) y presidente del Consejo Social de dicha casa de altos estudios, ofrece una mirada lúcida y una reflexión profunda acerca de las cuatro décadas ininterrumpidas de democracia que se conmemoran este año.
- ¿Qué significa para usted la democracia? ¿Cómo definiría su importancia en pocas palabras?
La democracia es la única forma que tenemos de convivir en sociedad, de aceptar al otro, de respetar al otro. Es importante que, en todos lados, desde los medios hasta los políticos, no haya ataques, agravios e insultos, como ocurre hoy en día. Si mandamos a los chicos a la escuela para que aprendan, cómo ellos van a estar insultando por televisión o un medio gráfico.
Por lo tanto, la democracia es la forma de convivencia más real que tiene la sociedad; en la medida que sepamos respetarnos, participar de ella y, entre todos, formar una comunidad organizada.
- ¿Qué recuerdos tiene de aquellos días en que retornó la democracia? ¿Cuánto costó recuperarla?
Los recuerdos empiezan antes la democracia, cuando se rompió la democracia. Precisamente, cuando aquello sucedió en el año 76, faltaban seis meses para las elecciones nacionales. El año 1983 fue muy importante porque la gente volvió a elegir a quien creía que tenía que ser el presidente argentino, que fue Raúl Alfonsín, por el voto mayoritario y popular. A partir de ahí empezó otra etapa que hoy lleva 40 años. Aún tenemos mucho por hacer. Por eso, insisto con tres aspectos: convivencia, sentido común y comunidad organizada.
- Como referente cultural de Avellaneda, ¿cómo fue ese resurgir de la cultura, puntualmente, con la vuelta de la democracia?
La cultura siempre estuvo firme para resurgir dentro de lo que no era la democracia y lograr que ésta retornara. Dos ejemplos, de tantos: los recitales populares que se hacían y que eran prohibidos o el sistema de teatro abierto que se hizo durante la dictadura. Así que, la cultura siempre está presente. Sea por la plástica, por la fotografía, el cine, el teatro o la música, además, es una radiografía de lo que pasa en la sociedad. No es solamente un entretenimiento. La cultura es un elemento muy grande para que la sociedad pueda mejorar sus condiciones de vida; es clave para transformar la sociedad.
- ¿Cuál piensa que es el rol de las universidades públicas, en particular, y de la educación pública, en general, en la vida democrática de un país?
Las universidades son la herramienta educativa por excelencia más importante que hay en el mundo. Y en Argentina, gracias a la decisión de los gobiernos de Néstor y Cristina, en su momento, y ahora también, se han creado nuevas universidades y ha aumentado la posibilidad de educación para los jóvenes. En la Universidad Nacional de Avellaneda, por ejemplo, hay muchos y muchas que son primera generación de universitarios y universitarias en sus familias. Desde su creación al día de hoy, el crecimiento de la UNDAV en cuanto a carreras, propuesta educativa, excelencia académica, cantidad de estudiantes, investigación, posgrados y extensión universitaria ha sido exponencial.
Por otro lado, no debemos dejar de destacar aquel 22 de noviembre de 1949, cuando el presidente Juan Domingo Perón suspendía el cobro de los aranceles universitarios, o la creación en 1948 de la Universidad Obrera Nacional (UON), actualmente Universidad Tecnológica Nacional, y la creación, también por aquella época, de la regional Avellaneda de la UON.
Es fundamental que se creen universidades, porque permiten que los jóvenes en un barrio determinado, como en Avellaneda a través de la UNDAV, puedan estudiar. Con la cultura y la educación transformamos una sociedad para lograr esas comunidades organizadas con las que siempre sueño. La educación pública es fundamental, es clave y, por eso, el Estado tiene que desarrollarla. Las universidades deben ser públicas por el bien común.
Diciembre 2023 | Edición #119