Editorial
Debatir el futuro y no el pasado

Por Ing. Jorge Calzoni | Rector de la Universidad Nacional de Avellaneda

La ciencia y la tecnología, el Conicet, otros organismos estatales como la CNEA el INTA, el INTI, etc., el sistema universitario argentino, sus universidades públicas. Las instituciones, en suma, cuya misión nuclear es el fomento y ejecución de actividades científicas y tecnológicas en las distintas áreas del conocimiento, la construcción del pensamiento crítico, la investigación científica y tecnológica, la producción de conocimiento, el apoyo y el avance científico y tecnológico para el desarrollo de la economía nacional y el mejoramiento de la calidad de vida, el intercambio y la cooperación científico-tecnológica dentro del país y con el extranjero, estamos, de manera permanente, proyectando nuevos horizontes, imaginando formas de acrecentar el patrimonio cultural y científico de nuestro país y de su gente, que es nuestra gente.

Quizá por eso mismo es que, en estos tiempos de (pobres) debates electorales, las discusiones meramente coyunturales nos preocupan. Porque empobrecen lo que —desde las máximas responsabilidades dirigentes— deberían enriquecer, y apostar a mejorar, y tender a que la inversión en estas áreas y la articulación de proyectos comunes tienda a ser virtuosa, para afirmar nuestra independencia y nuestro crecimiento como nación; pero, en cambio, no solo nos alejan de esos anhelos, sino que se ciernen pesadas amenazas de tirar décadas de esfuerzos comunes, de conquistas que la sociedad atesora y de las que todos/as nos sentimos orgullosos/as.

¿Por qué, mejor, no aplicarnos a abordar con seriedad, por ejemplo, una problemática recurrente, como la duración de las carreras universitarias? Por un lado, tenemos el dato duro de que, en la mayoría de las carreras, su cursada y aprobación promedio es superior a la duración prevista en sus diseños curriculares. Podríamos desmenuzar ese dato y abordarlo en toda su complejidad, mas no es el propósito de estas líneas.

Veamos, en los diseños curriculares se establecen horas mínimas —no máximas— y se distribuyen en función del tiempo docente para enseñar, independientemente de la complejidad del estudiante para el aprendizaje; es decir, se desarrollan —en la mayoría de los casos— con base en contenidos.

Nuestra Universidad, desde su origen, estableció el sistema de créditos académicos (un crédito equivale a 30 horas reloj). El núcleo de este sistema se diseñó haciendo foco en el aprendizaje del estudiante, más que en las horas de enseñanza del docente. El concepto clave allí es que entendemos el conocimiento como una construcción y no una mera repetición de contenidos.

Dar contenidos y evaluar no solo es aburrido, sino que ya está disponible en diversas plataformas, sin detenernos a considerar lo que representa (en todos los sentidos) la inteligencia artificial. Ahora bien, ¿cómo evaluar esos contenidos? ¿Cuándo podemos considerarlos pertinentes? ¿Cómo asimilarlos y considerarlos conocimientos con base teórica y/o científica sólida? Es importante discernir, generar pensamiento crítico y científico que nos permita pensar antes que repetir, razonar antes que reproducir lo que otros/as razonan.

Estamos analizando un rango de 100 a 1400 horas reloj de contacto con el estudiante para carreras universitarias de pre-grado; y de 2100 a 2600 horas reloj de contacto docente-estudiante para la carga horaria que deberán contemplar los planes de estudio en la modalidad presencial, para calificar a una carrera universitaria como de grado universitario. Tiempo de duración de carreras, retención y egreso son verdaderos desafíos del sistema universitario argentino.

Que no nos distraigan con debates del pasado: la autonomía, la educación superior no arancelada, nuevas universidades de suerte que su distribución geográfica permita el acceso a todos/as nuestros/as muchachos/as a lo largo y ancho de la patria, nuestros organismos de investigación, son ya un patrimonio que nuestra gente atesora. Lo importante, siempre, es el futuro y ese debate necesitamos darlo de cara a la sociedad, con datos, análisis y serias propuestas de superación.



Septiembre 2023 | Edición #116