La educación de la tierra a la mesa

Los/as estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica UNDAV, Modalidad Alimentos, aprenden a relacionarse con alimentos orgánicos, cría de animales y elaboración de productos propios sin conservantes.

Foto ilustrativa

Por Gustavo Villalba*

En el barrio de Gerli funciona un espacio rural de excepción en medio de la ciudad. Allí la Escuela Secundaria Técnica de la Universidad Nacional de Avellaneda (EST UNDAV) Modalidad Alimentos cuenta con una sede dentro de la Fundación ALANDAR, donde los/as estudiantes aprenden a relacionarse con alimentos orgánicos, cría de animales y elaboración de productos propios sin conservantes. Los referentes de este increíble lugar comparten detalles interesantes de la actividad y cómo es aprender del campo sin descuidar el aspecto educativo.

“Aquí tratamos de que cada persona sea protagonista del alimento que va a consumir desde la tierra hasta el plato, proponemos incorporar una nueva mirada sobre la alimentación, la salud y la conexión natural con la tierra, mientras recuperamos las lógicas naturales que fueran absorbidas con la industrialización”, cuenta Luis, presidente de dicha fundación.

La UNDAV y ALANDAR llevan adelante un convenio que articula esta propuesta de desarrollo de una nueva carrera: Tecnología en Alimentos. Una herramienta con estructura pedagógica preuniversitaria, con materias de educación formal que permite incorporar estudiantes, algunos que quedaban fuera del sistema educativo y cubrir esa franja etaria que se buscaba integrar. “Somos un sujeto colectivo: universidad, equipos directivos, docentes y estudiantes que recuperan procesos más sanos de aprendizajes en un entorno natural”, relata el regente de la carrera Alejandro Delgado.

El predio ocupa una hectárea y media de lo que antes fueran terrenos baldíos y potreros, ahora utilizados para diferentes cultivos y cría de animales de granja: vacas, cabras, ovejas, gallinas, conejos, entre otros. Un gran ejemplo de esta transformación es volver a contar con leche de vaca producida en esta zona, una actividad desarraigada por casi 80 años.

“La tierra es un aula más. Llevamos nuestros cultivos directamente a la cocina, lo cual crea una nueva conciencia para el estudiante, por ser protagonista desde la procedencia del alimento; además desarrolla una visión más crítica del modelo de consumo actual,” nos dice Moncho, docente cocinero de la institución, quien continúa: “realizamos nuestros platos diarios y también salimos al barrio a ofrecer nuestros productos elaborados, todo tiene sentido social”.

Inmerso en su frenético ritmo, la ciudad ignora las actividades de este excepcional espacio educativo tras las murallas que lo rodean. Cercano al puente Gerli, nuestra escuela conserva una fachada con una pequeña torre campanario que culmina en cruz, donde funcionó una pequeña capilla de la Orden de Don Orione donde hoy funcionan aulas.

Atravesando un gran galpón se divide el solar entre la casa escuela y la zona de huertas. Aquí la atmósfera se transforma: zonas delimitadas para distintos cultivos, animales con sus respectivos corrales y espacios circundantes para variadas aves de corral y un estanque criadero de peces.

“Este es nuestro espacio para generar empatía con la vida”, coinciden Tute y Ema, dos ingenieros especializados en agronomía, quienes llevan a cabo la tarea del control y sanidad tanto de los cultivos como de cada uno de los animales.

“Este es nuestro lugar donde aprendemos y cuidamos lo brindado por la Madre Tierra, aprovechamos cada centímetro como si fuera el último. Además, reciclamos todo lo que habitualmente se tira a la basura, reutilizamos cáscaras de alimentos, huevos, las vísceras de animales que se procesan en diferentes compost para que vuelvan como abono a la tierra, enfatizan.

“Además de trabajar como educadores, aprendemos junto a les jóvenes, generamos un vínculo con todo lo que nos rodea para que en definitiva nuestros estudiantes puedan apreciar que el campo es un modo de ver la vida y no un modelo de negocios, cuidamos cada animalito porque entendemos que por aquí dejamos huellas para el futuro”, finalizan.

Queda así manifestada nuestra soberanía alimentaria.

* Licenciado en Periodismo | UNDAV.



Abril 2023 | Edición #112