UNDAV Accesible

Por Natalia Rodríguez*
Ni una enfermedad, ni un padecimiento. El Síndrome de Down es una alteración genética. Incluso, si quisiéramos, podríamos aventurarnos y sostener que los cromosomas son diversos y no referirnos a ningún tipo de alteración. La cuestión es que, de un modo u otro, las personas con Síndrome de Down se enfrentan a grandes desafíos que más que con la genética, tienen que ver con la sociedad.
Debido a algunas características físicas, este síndrome es relativamente fácil de identificar. El inconveniente surge cuando esta visibilidad entra en contacto con el desconocimiento de gran parte de la población, generando discriminación, segregación, fomentando representaciones negativas y cargadas de prejuicios. Las subjetividades son borradas y se tiende a encasillar a todos/as bajo el cartel que indica: “lo que nos iguala (y diferencia del resto) es que tenemos un cromosoma con tres patas”.
El panorama es complejo, porque además en el imaginario del “son todos/as iguales”, circula que entonces todos/as tienen -por ende- las mismas dificultades (intelectuales en su mayoría). Es aquí donde hablar de educación superior y personas con Síndrome de Down, se convierte en un desafío que sin dudas exige un artículo de mayor profundidad, dado que aún en la actualidad sigue siendo noticia mundial si una persona con Síndrome de Down se gradúa en alguna parte del planeta.
Desde el Programa de Accesibilidad y Discapacidad, perteneciente a la Secretaría de Bienestar Universitario, entendiendo que lo que para muchos/as son simplemente metas habituales y esperables, para otros son inmensos desafíos; trabajamos fuertemente con el objetivo de repensar las prácticas educativas, las formas de evaluación, la construcción del conocimiento, los tiempos personales y todo aquello que resulta necesario revisar para darle sentido a la palabra inclusión. Por ello, en este mes de concientización, invitamos a toda la comunidad educativa a reflexionar sobre quienes todavía no transitan las aulas y cuáles son los obstáculos con los que se enfrentan. Mientras tanto, seguiremos reflexionando junto a los/as docentes y trabajando de manera articulada entre las diferentes áreas para prepararnos y dar la bienvenida, pero primero las personas con Síndrome de Down tienen que poder llegar hasta las puertas de las universidades.
* Coordinadora del Programa de Accesibilidad y Discapacidad - Secretaría de Bienestar Universitario.
Marzo 2022 | Edición #101