Editorial
El compromiso de la transferencia

Por Ing. Jorge Calzoni | Rector de la Universidad Nacional de Avellaneda

El pasado 11 de marzo participé de la Lección Inaugural del Año Académico 2020 de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua). Fue un gran honor que la rectora Ramona Rodríguez me haya invitado a dar la conferencia de bienvenida. Esta gran universidad, referencia en Centroamérica, cuenta con facultades regionales en todo el país y este año tuvo un total de 44.500 estudiantes.

En la intervención en UNAN propuse poder pensar y reflexionar sobre los retos de la educación superior en la actualidad. Además de ingresantes, se encontraron presentes autoridades universitarias, diplomáticos y funcionarios del gobierno nacional nicaragüense.

Si bien la experiencia del proceso de democratización y de conquista del derecho a educarse del pueblo argentino siempre es interesante, en la conferencia propuse centrarnos en los desafíos planteados para la educación de América Latina y el Caribe. Un sistema universitario que es absolutamente heterogéneo a partir de la diversidad existente en el continente. En la región hay alrededor de siete mil instituciones, entre universidades y terciarios; y considero que para éstos es fundamental trabajar en la transferencia.

El concepto de transferencia durante la década de los´90 en nuestro país se utilizó para reemplazar la escasa financiación del Estado. Entonces, llamaron transferencia a los servicios a privados/terceros. Las universidades generaban trabajo y cobraban por eso. Por esto se distorsionó el significado de la palabra.

Entiendo por concepto de transferencia a la construcción del conocimiento, que es la enseñanza; la generación del conocimiento, que es la investigación; el diálogo de saberes, que es la extensión; y cómo la gestión armoniza todo en su conjunto.

El estatuto de la UNDAV establece que “la transferencia está destinada a brindar a la comunidad el conocimiento, la habilidad y la propiedad intelectual que se construya a partir de toda práctica universitaria que realicen sus docentes, investigadores/as, extensionistas, graduados/as y estudiantes. A través de la transferencia se busca dar respuesta a las necesidades y demandas del desarrollo socio-productivo mediante la gestión de capacidades y servicios científico-tecnológicos.

Por eso, me parece importante que los conocimientos que produzcamos no queden únicamente dentro de los muros de la universidad. Tenemos, como universitarios/as comprometidos/as socialmente con su realidad, la obligación de transferirlo. Todo lo que generemos tiene que ser transferido. Incluso, toda la población que no accede a la universidad también la financia a través de sus impuestos a quienes sí pudimos ingresar a una carrera. Por lo cual, tiene tanto o más derecho que nosotros de poder beneficiarse de lo que se genera en la universidad. Esto es fundamental para que podamos comprender y ejercer el compromiso social desde el lugar que le toca a cada uno.

Abril 2020 | Edición #83