Desde sus inicios, el quehacer científico de la UNDAV consideró al territorio como parte de sus producciones. Los diversos actores de la comunidad son considerados portadores de un conocimiento sin el cual los saberes universitarios estarían vacíos de sentido.

Por Dra. Patricia Domench | Secretaria de Investigación y Vinculación Tecnológica e Institucional
Cuando hacemos referencia a la ciencia en el ámbito universitario necesariamente nos enfocamos en las funciones de investigación, vinculación y transferencia que constituyen uno de los pilares fundamentales del hacer de estas instituciones de educación superior. A través de estas funciones las universidades producen y desarrollan conocimiento autónomo, de calidad y vinculado con las demandas de la sociedad en la cual se insertan.
El caso particular de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) da cuenta de un quehacer científico que desde sus inicios consideró al territorio como parte de sus producciones y reflexiones sobre el conocimiento de la ciencia. Esta particularidad da cuenta de un modo de producción que no es sólo para los otros sino que también es con y por los otros. Los diversos actores de la comunidad son considerados portadores de un conocimiento sin el cual los saberes universitarios estarían vacíos de sentido.
Sin embargo, la UNDAV no es la única que piensa al territorio como parte fundamental de la trama investigación, vinculación y transferencia. Ya en el espíritu de las Universidades del Bicentenario encontramos la ineludible misión de contribuir a las sociedades donde se emplazan. Esto no resulta un dato menor en una sociedad capitalista como la actual en la que se obtiene una mayor rentabilidad cuando la producción en ciencia y tecnología está orientada al mercado. En este sentido, podemos decir que el concierto de universidades nacionales en nuestro país sostiene, aún, un frente de batalla que es uno de sus mayores aportes a una sociedad con profundas desigualdades.
Es así que no podemos pensar el quehacer científico despegado del quehacer político. ¿Qué significa contar con una producción autónoma de conocimiento? Significa que la ciencia no es neutral y cuando quieren exhibirla como tal despierta sospechas, siempre ligadas a los sectores dominantes. No es lo mismo contar con una Secretaría de Ciencia y Tecnología que con un Ministerio porque se produce un desfinanciamiento de la investigación y la formación de recursos humanos. No es lo mismo que los/as investigadores/as produzcan para las necesidades de su país que se conviertan en exiliados económicos al servicio de los intereses de otras naciones. Por eso, parafraseando a Rodolfo Kusch, la ciencia como parte de la cultura no es una totalidad rígida sino que comprende una estrategia para habitar mejor el mundo. Entonces, queramos o no, detrás de la ciencia hay política, una política como estrategia general de la vida.
Ya en letras que cimientan nuestra cultura institucional, y que ponen de manifiesto la relación entre el conocimiento y el territorio, encontramos que el artículo 13 del estatuto de la UNDAV reclama en lo que respecta a investigación: “… realizará actividades de investigación, orientadas tanto a la generación de conocimiento, como a la resolución de problemas, inquietudes y demandas sociales, que propicien el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida, a través de la transferencia de sus resultados” (Universidad Nacional de Avellaneda, 2018, pág. 3). Por otra parte, en el artículo 19 se define que “la transferencia está destinada a brindar a la comunidad el conocimiento, las habilidades y la propiedad intelectual que se construya a partir de toda práctica universitaria que realicen sus docentes, investigadores/as, extensionistas, graduados/as y estudiantes” (UNDAV, 2018, pág.4). Mientras que el artículo 20 hace referencia a que “…la vinculación está destinada a establecer nexos productivos de cooperación y colaboración con instituciones y/u organizaciones de los sectores público, privado y social, relacionados con la producción y el uso de conocimientos”(UNDAV, 2018, pág. 4).
Por último, y aunque ya dijimos que el conocimiento científico de la UNDAV se construye con la comunidad y teniendo en cuenta las características particulares del territorio, es muy importante destacar que el resultado de esas producciones deben volver a la comunidad y deben hacerlo de manera tal que ese conocimiento sea aprehendido por públicos no especializados. Es por esto que la comunicación de la ciencia se convierte en uno de los eslabones esenciales que permiten dar vuelta el postulado referido a que la universidad produce para sí misma. Divulgar el conocimiento científico es el corolario de un camino que entiende a la ciencia, a la tecnología y a la vinculación como un derecho humano que permite a su ciudadanía una mejor comprensión de la realidad que habita.



Septiembre 2019 | Edición #78