Mirada internacional

Democracia y fragilidad en tiempos de antipolítica

Por Pedro Brieger*

Brasil vive una situación de fragilidad democrática extrema y exacerbada. Pero, personajes como el candidato brasilero Jair Bolsonaro también aparecen en otros países. En Holanda, por ejemplo, había uno de extrema derecha y, hoy, la extrema derecha sueca hace una buena elección con el discurso en contra de los inmigrantes. Así, se vuelve a los discursos simplistas que suelen tener estos personajes y partidos donde dicen que el enemigo es el judío, el inmigrante o, en este caso, los políticos y el PT.

Son siempre discursos muy simplistas que calan porque dan respuestas sencillas a problemas complejos. Dicen: “el problema son los políticos, los impuestos, el Estado, el problema es que se robaron todo”. Son frases muy fuertes que “entran” fácil, acompañadas, por supuesto, por grandes campañas mediáticas que les permiten crecer. Apuntan a lo irracional y, especialmente, crecen en momentos de crisis. El discurso racista y simplista prende muy fácil. Lo hizo Donald Trump cuando dijo: los mexicanos “traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas”. Y algo similar sucede con Bolsonaro.

Vivimos en los sistemas políticos creados en el siglo XX -en gran medida con principios heredados de la Revolución Francesa- y seguimos pensando en esas construcciones políticas porque no encontramos una mejor. Ahora bien, dentro de la historia de la humanidad, el recorrido de los partidos políticos es muy corto como para creer que es lo único que va a existir. Sin embargo, la política no logra contener a estos personajes que aparecen como disruptivos y amenazando abiertamente a miles de personas; por lo cual habría que preguntarse si es el fracaso de la política, del sistema democrático, o si es parte de un fracaso económico o jurídico en su conjunto.

Octubre 2018 | Edición #69