Editorial
Hegemonía vs. diversidad

Por Ing. Jorge Calzoni | Rector de la Universidad Nacional de Avellaneda

Un enorme dilema se plantea en las organizaciones, países y aún regiones del mundo en tiempos de una globalización que no resultó ser lo que parecía o quiso ser. Ese dilema se centra en conducir o liderar la diversidad en lugar de intentar crear hegemonía.

Construir hegemonía implica un contrapoder y la energía consumida es mayor a la necesaria para lograr integración, diversidad y sostenimiento a largo plazo. Por ende, a quienes supuestamente beneficiamos con la hegemonía se los termina perjudicando con las consecuencias de tales batallas.

La energía debe enfocarse en construir objetivos claros. El futuro es vivir cada día un poquito mejor (decía Juan Domingo Perón en aquel mítico 17 de octubre de 1945 a los trabajadores reunidos en Plaza de Mayo), en lugar de sufrir hoy para algún día ser feliz, mientras los más favorecidos nunca sufren y, por el contrario, son más favorecidos aún.

Se hace necesario salir del pensamiento único pero también del pensamiento binario si queremos un mundo múltiple que pueda superar al actual capitalismo salvaje; contar con la paz como fin y no la guerra para sostener hegemonía, un recorrido similar a los distintos imperialismos a lo largo de la historia.

Por ello el dilema es político y requiere un análisis político para comprender que si la búsqueda es la felicidad, ello implica igualdad y libertad y un fraterno equilibrio entre ambas para alcanzarla. En países tan desiguales como los de Latinoamérica, sin duda, hay que hacer foco más en la igualdad. Pero si se hace en desmedro de las libertades, dichos derechos se tornan un boomerang y eso nos lleva a reconfigurar una y otra vez; y, por ende, se acentúa la desigualdad en lugar de resolverla.

Según la UNESCO, en el mundo hay 61 millones de docentes y 1.4 billones de estudiantes totales, de los cuales 200 millones son universitarios, un número muy inferior al posible. Esto implica que la educación no es una prioridad a pesar de la manifestación del último lustro, sobre todo en los países en desarrollo. Un dato interesante que surgió de la última CRES 2018 es que el salario promedio de una persona con estudios universitarios prácticamente triplica a quien solo tiene un secundario; y aquel que atravesó la universidad, incluso sin terminarla, gana el doble de aquel que nunca ingresó. Allí hay también una respuesta para quienes creen que no sirve de nada el paso por la universidad sin recibirse, y por qué es importante el acceso para todos y todas los ciudadanos del mundo, mucho más aún en los países más pobres y más desiguales.

En tiempos de inteligencia artificial y acceso abierto, en algunas regiones del mundo ni siquiera hay agua potable. Está estudiado que en la gestión de nuestras universidades el 65% del tiempo se va en la búsqueda de recursos (a nivel planetario); no parece muy eficiente y valorado esto en desmedro de lo académico, la ciencia y tecnología, la innovación y la extensión universitaria.

Ante una crisis, ésta puede negarse o convertirse en una oportunidad, pero es difícil si la crisis es autoinfligida en nombre de supuestas herencias o futuros inciertos. Y acá tenemos otro dilema: incertidumbre vs. estabilidad/seguridad.

¿Cuál es la ventaja de la incertidumbre? ¿El estrés, las tensiones permanentes?

La incertidumbre es buena si uno tiene las cuestiones básicas saldadas. Para quien no puede comer, viajar o trabajar, la incertidumbre es un drama, no un juego de azar. Es una total falta de respeto a quienes más sufren plantear la incertidumbre como algo positivo.

En síntesis, prefiero la diversidad a la hegemonía; y la certidumbre a la incertidumbre; prefiero un mundo en paz y armonía a esta locura de violencia, desigualdad, pobreza y dolor que padece la enorme mayoría de la población mundial. Por eso el liderazgo político futuro deberá ser aquel capaz de conducir la diversidad y no tratar de generar hegemonía para terminar asimilándose a las mismas cosas que previamente se cuestionaban.

Septiembre 2018 | Edición #68