Construyendo espacios de diversidad: la UNDAV como proyecto plural

Las migraciones han sido parte de las dinámicas sociales de la Argentina desde su constitución como Estado nación y la universidad no está exenta de estos procesos.

Desde 2016, la Universidad Nacional de Avellaneda lleva adelante la Diplomatura “Migración, Territorio y Derechos Humanos”.
Fotos: Secretaría de Extensión Universitaria.

Por Abi Ribot San Martín y Rodrigo Ávila Huidobro | Programa Desarrollo de la Cultura Nacional y Latinoamericana - Secretaría de Extensión Universitaria

Las migraciones han sido parte de las dinámicas sociales de la Argentina desde su constitución como Estado nación. Las más visibilizadas y reconocidas como tales ocurren desde hace más de un siglo y no sólo constituyen una problemática jurídico-legal, económica, social, sino que, además, están fuertemente atravesadas por una dimensión simbólica. Dichos procesos se imbrican en dinámicas de construcción, visibilización, impugnación, de identidades colectivas e individuales, en donde no sólo se ven interpelados los sujetos migrantes sino los imaginarios sobre lo nacional, el nosotros/ellos.

La universidad no está exenta de estos procesos migratorios, por lo que hacia dentro de la comunidad universitaria también se ponen en tensión estas construcciones identitarias. La coyuntura actual reactiva nuevamente estos debates sobre todo cuando sectores de la dirigencia política vuelven a poner en tela de juicio el derecho de la gratuidad de la educación para quienes inmigraron a la Argentina. Así, se suceden nuevos interrogantes sobre la migración como derecho y sobre la construcción de las identidades locales, nacionales y regionales. Hoy en día las identidades posmodernas son transterritoriales y multilinguísticas, y muchos Estados han desarrollado políticas de reconocimiento y fomento de la interculturalidad. En muchos casos, el clásico discurso homogeneizador se dejó de lado y se adoptaron nuevas formas discursivas más inclusivas y que reconocen la diversidad cultural. Pero, en términos de derechos, sigue siendo necesario que nos preguntemos si realmente se han sucedido cambios profundos. En algunos casos, citando a la antropóloga, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), María Laura Diez, podría decirse que “la armonía y convivencia pacífica entre los pueblos aparece como superadora del conflicto a través del discurso del respeto y la tolerancia, y no a través de la experiencia práctica”.

En este sentido, desde la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) se pretende pensar no sólo desde la teoría sino desde la acción, entrelazar los conceptos académicos con las realidades y con las necesidades con las cuales se convive en el territorio. Desde el año 2016, se lleva adelante desde el Programa Desarrollo de la Cultura Nacional y Latinoamericana de la Secretaría de Extensión Universitaria, en conjunto con la Red Nacional de Migrantes y Refugiados de la Argentina, la Diplomatura “Migración, Territorio y Derechos Humanos”. La misma representa un espacio presencial de formación, orientado fundamentalmente a referentes de organizaciones y colectivos que nuclean a migrantes. Dicha propuesta educativa pretende conjugar las experiencias concretas -tanto personales como de organización- de sus participantes, con los debates teóricos en el campo de los estudios sobre migraciones y el despliegue de las políticas públicas en la materia.

A diferencia de la noción jurídica de ciudadanía, que los Estados intentan delimitar sobre la base de una “mismidad”, en nuestras sociedades se desarrollan formas heterogéneas de pertenencia, cuyas redes se entrelazan con las del consumo: “un espacio de luchas, un terreno de memorias diferentes y un encuentro de voces desiguales”, afirmaba García Canclini a mediados de los años noventa en su clásico libro Consumidores o ciudadanos. Hoy, creemos que la universidad pública puede y debe asumir un rol en la invención y consolidación de espacios, como el de la Diplomatura, que representen lugares de encuentro, debate y trabajo de los sujetos y sus comunidades, en donde la diversidad sea reconocida y tomada como insumo para la construcción de una sociedad más justa y plural.

Agosto 2018 | Edición #67