Mucho más que una escuela

La Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) cuenta con una escuela secundaria técnica en Villa Azul, Wilde, en el límite del Partido de Avellaneda con Quilmes. Allí formamos Maestros Mayores de Obra. Tenemos el sueño de conformar una escuela verdaderamente innovadora y equitativa y, para ello, estamos incorporando algunos conceptos que, en sucesivas clases junto a los estudiantes, docentes y familias del barrio, intentaremos llevar adelante. A saber:

• Una escuela por proyecto: claramente, el proyecto de un Maestro Mayor de Obra es poder construir una vivienda multifamiliar -planta baja y tres pisos, como máximo-. Ese proyecto involucra, por supuesto, diversos tipos de construcciones y ser auxiliar de ingenieros y/o arquitectos en obras mayores.

¿Qué significa trabajar por proyecto? Desde el primer año hasta el último día, se construye el proyecto y se asocia el mismo con las distintas áreas de conocimiento. No se aprende geografía memorizando ríos o montañas, sino ubicando el proyecto en distintas geografías y comprendiendo por qué construir un techo plano o inclinado, cómo afectan vientos, nieve o sol, cómo se alimenta de agua potable, cómo desechar desagües cloacales, cómo construir sustentablemente y ambientalmente hábitat y ciudades para un mejor vivir.

• Por las aulas deben circular los estudiantes y no los docentes. Debemos educar para el 100% de los chicos, cada uno con sus particularidades.

El eje está centrado en los aprendizajes más que en la enseñanza. Se puede enseñar sin que nadie aprenda, o aprender sin que nos enseñen. El rol docente es distinto dado que forma, orienta y no se basa en transmitir información sino en aprender qué hacer con ella.

Y hacen falta más docentes, no menos. Eso muestran experiencias semejantes en otros países. Hesíodo, hace 2800 años, expresaba: “Educar a una persona es ayudarla a aprender a ser lo que es capaz de ser”.

• El centro del colegio es el taller. Se aprende haciendo.

Se aprende con el error, se construye conocimiento con el otro; sin solidaridad no es posible una construcción colectiva. ¿Y qué otra cosa es una obra de construcción?

Se trabajan habilidades y competencias en los oficios que hacen a la técnica y nadie se irá con las manos vacías; se llevarán al menos algún oficio vinculado.

Son claves las preguntas más que las respuestas y, sobre todo, el proceso de resolver esas preguntas. Sin curiosidad, no hay descubrimiento; sin autoevaluación, no hay superación; sin evaluación, no hay corrección. El objetivo es aprender, comprender, resolver y hacer.

Son fundamentales los espacios de participación -sobre todo estudiantil- y el aprendizaje para resolver conflictos. El cuidado de los espacios, el uso de herramientas, la convivencia democrática. La escuela es un espacio en menor escala de la vida social y cultural del barrio o la ciudad. Si logramos que los chicos se sientan felices en la escuela, ellos mismos serán fuente de transformación para intentar una sociedad más feliz, más justa y más prospera.

• En esta escuela, docentes, trabajadores y estudiantes descubrirían cada día un nuevo aprendizaje, no estandarizado; una nueva práctica donde todos/as tienen voz, se sienten parte, con sus reglas de convivencia democráticas. Donde el respeto sea un límite infranqueable y un valor innegociable.

Un lugar, en definitiva, en que nos sintamos parte y actores principales, todas y todos. Una invitación a una educación integral, donde la técnica sea solo un vehículo para una mejor ciudadanía.

Mayo 2018 | Edición #64