Hacia la CRES 2018 | Quinta entrega

La educación superior como bien público y derecho humano y social

En el marco de la generalización de los recortes presupuestarios y ante el auge de los discursos que ensalzan la mercantilización de la educación, esta reafirmación resulta un hecho trascendente.

La Conferencia apunta a diseñar estrategias que permitan fortalecer la pertinencia de nuestra universidad en y para la sociedad.
Foto: Adriana Galli.

Dra. Julieta Bartoletti | Docente de la carrera de Periodismo e integrante de la Secretaría de Investigación e Innovación Socioproductiva

Estamos muy cerca de la realización de la CRES 2018. La importancia de esta Tercera Conferencia Regional de Educación Superior (las anteriores se realizaron en 1996 y 2008), difícilmente pueda ser exagerada.

Hoy, en un contexto muy diferente -opuesto incluso- al de 2008, la tercera CRES materializa la voluntad de la vasta mayoría de las instituciones participantes de reafirmar la conclusión a la que se arribó en la segunda conferencia: “la educación superior es un bien público y un derecho humano y social”.

En el marco de la generalización de los recortes presupuestarios, ante el auge de los discursos que ensalzan la mercantilización de la educación y que nos instan a imitar el modelo anglosajón, mientras se pregona la “apertura al mundo” como alternativa superadora a la unidad latinoamericana, esta reafirmación es un hecho trascendente.

Tal como se ha destacado en las discusiones previas al evento, la Conferencia apunta a diseñar estrategias que permitan avanzar en pos de dos objetivos clave: profundizar la integración regional (sur-sur) y fortalecer la pertinencia de nuestra universidad en y para la sociedad. Recorriendo este camino hacia nuestro modelo ideal de universidad, desarrollaremos la fortaleza necesaria para garantizar la supervivencia de nuestros sistemas de educación superior en este nuevo entorno.

Estos ideales no son novedosos ni ajenos a nuestros sistemas de educación superior pero hoy cobran renovada importancia. Si queremos defender el modelo de educación pública, laica y gratuita debemos lograr que nuestras sociedades nos reconozcan como un valor propio, no como algo ajeno y cerrado sobre sí mismo. Una integración regional que aúne y potencie nuestros recursos, cobra carácter de necesidad, ya no de opción.

La complejidad de estos desafíos hace especialmente oportuna la elección de la fecha y del lugar del evento (11 al 15 de junio de 2018 en la ciudad de Córdoba), que evoca los 100 años de la Reforma Universitaria de 1918. Los aniversarios son símbolos poderosos y, en esta ocasión, se suma a la justeza del programa mencionado la fuerza de una identidad y una tradición compartidas.

Foto: http://www.cres2018.org

Tradición e identidad pueden ser fuerzas conservadoras y hasta reaccionarias cuando se conciben como algo dado e inmutable. En cambio, si las tradiciones e identidades son reflexivas, subjetivas y abiertas, nos permiten proyectarnos al futuro, reconociéndonos como parte de un mismo colectivo.

En esta línea, cabe disputar al “liberalismo individualista” (en palabras de Rinesi) el sentido del legado de la Reforma del ‘18.

Diego Tatián y Guillermo Vázquez proponen una interesante revisión del sentido que el término “autonomía” tenía para los referentes de la gesta reformista cordobesa. Los autores señalan que Deodoro Roca utilizaba el término esporádicamente y, cuándo lo hacía, era para reivindicar el derecho de los países periféricos a su independencia, entendiendo a la misma no sólo como de orden jurídico sino también como “la liberación del saqueo colonialista hecho por deuda externa o tratados de comercio internacional absolutamente desiguales.” Esta frase, tan válida hoy como hace 100 años, resignifica la tradición reformista y contribuye a gestar una identidad que potencie nuestra capacidad para actuar colectivamente en defensa de nuestra universidad.

Desmercantilizar el conocimiento

Al igual que la educación superior, el conocimiento es un bien público y derecho humano y social que no debería ser tratado como una mercancía.

Las políticas de Acceso Abierto, al poner el conocimiento generado en las universidades a disposición de la sociedad sin barreras ni costo alguno, contribuye a su desmercantilización.

En América Latina y el Caribe el Acceso Abierto ha realizado enormes avances en los últimos diez años. Éstos, sin embargo, abren nuevos interrogantes y desafíos que debemos abordar colectivamente.

Recientemente, en una declaración conjunta, LATINDEX, REDALYC, CLACSO e IBICT han alertado sobre la necesidad de desarrollar un “ecosistema latinoamericano” de Acceso Abierto que impida la utilización comercial de nuestros recursos por parte de los grandes actores monopólicos del sistema de editoriales científicas.

Este obstáculo en el camino del Acceso Abierto no debería alejarnos del objetivo de desmercantilizar el conocimiento, sino orientarnos a la formulación de estrategias que nos permitan evitar una apropiación no recíproca e inequitativa por parte de las sociedades más ricas.

Abril 2018 | Edición #63