Hacia la CRES 2018 | Cuarta entrega

El papel estratégico de la educación superior en el desarrollo sostenible

Éste requiere de un compromiso con la autonomía, con la producción de conocimiento al servicio de la disputa por la igualdad, por la eliminación de las injusticias, por instituciones que no se subordinen internamente a una lógica organizativa empresarial.

Poner la educación al servicio del desarrollo productivo de la Nación requiere afirmar su condición de bien público y social.

Por Arq. Jaime Sorin | Decano Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo - UNDAV

“Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”. Así expresaban los estudiantes de 1918 lo que Diego Tatián llamó la inspiración reformista de crear instituciones para la integración latinoamericana, la dimensión de fraternidad a la vez que sus anhelos de democratización.

“...solo una integración basada en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común de avanzar todos de consuno hacia niveles más altos de desarrollo, puede satisfacer las necesidades y anhelos de los países latinoamericanos y caribeños y, a la par, preservar su independencia, soberanía e identidad” (declaración conjunta de Fidel Castro y Hugo Chávez, 2004).

Podemos encontrar en ambas declaraciones un rasgo común: la voluntad emancipatoria que une el malestar universitario con el derrotero de los pueblos latinoamericanos en el permanente conflicto que implica el litigio por la igualdad. Que no pasa por la retórica de un institucionalismo republicano sino por la preocupación, en el núcleo conflictivo de la democracia, por el derecho a la decisión, la participación y la autonomía, por la igualdad en su sentido de conquista de la oportunidad.

Y aquí podemos comenzar a discutir acerca de qué significa la sostenibilidad, del salto de la palabra desde la ecología del calentamiento global y la RSP a los 17 objetivos de la ONU en 2015 y la pertinencia de la tarea universitaria en este marco. Pongamos en dimensión Sur-Sur esta retórica y tomemos el punto 4: “Educación de calidad” en clave de recuperar el sentido de la educación universitaria para la Reforma, vista necesariamente desde 2018. Desde recuperar a la Reforma como un espacio de disputa por el sentido y el lenguaje, no solo pedagógico sino político y contracultural.

La UNESCO expresa así los objetivos universales: “El desarrollo sostenible comienza por la educación”, retomando un lenguaje administrativo que se pierde en los números de la inversión y de la calidad, indiscutibles pero intrascendentes a la hora de avanzar en la comprensión de lo fundamental: poner la educación al servicio del desarrollo productivo de la Nación requiere afirmar su condición de bien público y social, un derecho humano universal (CRES 2008) y significa que es un derecho individual y colectivo del que deben beneficiarse los pueblos. Y es un deber del Estado.

Partiendo de estas definiciones, las universidades deben atender a las diferencias entre los sistemas que hay en nuestro continente y a la pérdida progresiva de autonomía que se refleja en la utilización acrítica de palabras fetiches del neo-liberalismo y del mundo de la empresa y el mercado laboral: créditos, competencia profesional, excelencia, eficiencia... Acompañadas por la intromisión del mundo empresario en la definición de planes de estudio, del acortamiento de las carreras y la promoción de los posgrados pagos, en desmedro de una tarea fundamental: “la producción de conocimiento social en una universidad que, además de preparar profesionalmente a las personas, produzca conocimientos inútiles desde el punto de vista del régimen de acumulación del Capital, un conocimiento que “no sirve” para las demandas del mercado laboral” (Diego Tatian).

El desarrollo sostenible requiere de un compromiso con la autonomía, con la producción de conocimiento al servicio de la disputa por la igualdad, por la eliminación de las injusticias, por instituciones que no se subordinen internamente a una lógica organizativa empresarial.

Espacios de intercambio
La educación pública está en peligro en Latinoamérica, en un mundo globalizado que la considera un bien transable más y utiliza organismos como el FMI, el BM, la OCDE, la Unesco, Unicef, - fundamentalmente a partir del retroceso de los gobiernos de raíz popular en el último bienio y su reemplazo por la derecha neoliberal- como promotores de un mercado que en el mundo mueve 4,3 billones de dólares.

Es por eso que, pensando en la posibilidad de cumplir un papel estratégico, nuestras universidades (claramente integrantes de sistemas muy diferentes) deben consolidar espacios de intercambio (ENLACES es uno de ellos, en el que nuestra UNDAV tiene un papel importante) que polemicen acerca de cómo hacer realidad el “derecho humano” y pasar de una etapa declarativa a la de garantizar que ese derecho sea realidad. Sólo de esta manera podremos seguir la “inspiración” emancipatoria de la Reforma del 18 y hacer sustentables nuestras economías entendiendo que no hay sustentabilidad posible sin una sociedad más justa, más igualitaria.

Foto: http://cres2018.org

Marzo 2018 | Edición #62