Hacia la CRES 2018 | Tercera entrega

El compromiso de la universidad con la transformación social

Volver a pensar hoy el rol que debe cumplir la universidad en Latinoamérica implica ligar la enseñanza, la investigación y la extensión a los intereses de las mayorías. A punto de cumplirse 100 años de la Reforma de 1918, nos debatimos en torno a cómo tiene que ser ese encuentro con la realidad.

Por Lic. Liliana Elsegood | Secretaria de Extensión Universitaria - UNDAV

A punto de cumplirse cien años de la Reforma de 1918, nos debatimos en torno a cómo tiene que ser ese encuentro con la realidad, con lo cotidiano, con los problemas que afrontan nuestros compatriotas no universitarios.

En un contexto de grandes transformaciones, la universidad y su misión no queda exenta de este debate. En el ámbito de la universidad del Estado este compromiso se torna ineludible. Es así que como premisa nos planteamos servir al bien público y no al capital privado. Para que realmente ese “servir al bien público” sea socialmente relevante es que debemos construir las estrategias de acercamiento y de asociación con el conjunto del Pueblo, teniendo presente que éste se expresa mediante sus organizaciones. Es menester también reconocer -en ese Pueblo organizado- enorme cantidad de saberes llamados “saberes populares“, que, más allá de nosotros (universitarios), han permitido soslayar y resolver los problemas que los aquejan con más o menos buenos resultados, pero que básicamente han generado enormes oportunidades de organización.

Volver a pensar hoy el rol que debe cumplir la universidad en Latinoamérica implica ligar la enseñanza, la investigación y la extensión a los intereses de las mayorías, involucrarse en los procesos de resistencia y emancipación que vienen protagonizando los pueblos de la región y romper la dependencia académica que implica el asumir agendas temáticas, metodologías, estilos de publicación y producción científica dictados desde los países centrales. En definitiva, creemos que la educación como práctica profundamente política implica una toma de posición, haciéndonos cargo de que como sujetos pertenecientes a la universidad, y fundamentalmente al campo popular, debemos generar estrategias y prácticas concretas que permitan recomponer lazos sociales, transformar estructuras injustas y desiguales y, en ese proceso, construir conocimiento en conjunto con los actores sociales organizados que pertenecen a nuestra comunidad.

Es hora de ponernos a “dialogar” con el heterogéneo universo popular, de reconocer en las organizaciones populares, en sus prácticas cotidianas, maneras de resolver problemas, involucrándonos con sus agendas y proyectos políticos. Pensarnos desde nuestro rol de universitarios como una parte de ese diálogo que complete, formalice y que en consecuencia genere un nuevo conocimiento enriquecido por el encuentro de las teorías y las prácticas emancipadoras.

Para ello, es también necesario formar a nuestros universitarios en relación a las prácticas sociales en función de que verdaderamente encuentren en su formación lo necesario para ser parte de las transformaciones sociales necesarias en un camino de mayor inclusión e igualdad de oportunidades.

En nuestras universidades persisten, en pleno siglo XXI, resabios colonizadores. Pero, como durante aquella Reforma de 1918, la rebeldía debe poner en jaque los discursos y las prácticas tradicionales, forzando los límites de los principios de autoridad académica, tensionando las estructuras de pensamiento oficializadas y recuperando la perspectiva del sujeto popular latinoamericano que en nuestro presente adquiere múltiples formas a lo largo de nuestra Patria Grande.

Compromiso social universitario En referencia al eje “El rol de la Educación Superior de cara a los desafíos sociales de América Latina y el Caribe”, que será abordado durante la CRES 2018, los organizadores del evento sostienen que “la universidad actual, en la línea de su tradición crítica y orientadora de las acciones de la sociedad, está llamada a ser agente de calidad educativa y espacio en el que la sociedad se revise a sí misma, adquiera competencias para transformar sus prácticas y avance en el diseño y la construcción de un futuro sostenible”. Y destacan que “ello se concreta en el compromiso social universitario, apoyado en el principio que promueve una educación de calidad para todos, articulado en relación con los vectores de finalidad (la universidad se orienta a servir al bien público y no al capital privado) y de identidad (ella se construye desde la diversidad cultural y la idea de paz)”.
Fuente: http://www.cres2018.org/

Foto: Secretaría de Extensión y Archivo UNDAV.

Noviembre 2017 | Edición #60