Editorial
Desafíos a la universidad: desde la globalización y Laudato Si

Por Ing. Jorge Calzoni | Rector de la Universidad Nacional de Avellaneda

Los días 26 y 27 de junio del corriente año se desarrolló en Ciudad del Vaticano un encuentro que llevó por nombre “Desafíos a la universidad: desde la globalización y Laudato Si”, organizado por la Comisión Episcopal de Pastoral Universitaria.

Allí fuimos invitados rectores de universidades públicas y privadas, miembros de la Academia Nacional de Educación y concurrentes extranjeros para debatir, interpelar y reflexionar acerca del desarrollo de la universidad y la globalización en el marco del Laudato Si y el pensamiento del Papa Francisco. Dicho encuentro terminó en la audiencia general con el Papa, donde entregué una carta escrita por los estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica de la UNDAV. Durante la ceremonia, el Pontífice bendijo a todos los concurrentes y a sus representados.

En términos generales, se conversó sobre la Cultura del Encuentro para construir un humanismo solidario como respuesta a la globalización, a un capitalismo salvaje que solo defiende intereses económicos sin importarle la causa común de todos, es decir, el medio ambiente, y sin reparar en las consecuencias sociales, agigantando las desigualdades en diversos rincones del planeta.

También se habló de la Cultura del Diálogo, a partir de una actitud ética que sólo puede concebirse si hay libertad e igualdad. No hay diálogo posible sin la inclusión de los excluidos del sistema político, social y económico.

En esa línea de ideas, se hizo hincapié en globalizar la esperanza y armar redes de cooperación para salir del individualismo competitivo que nos divide en lugar de encontrarnos en un destino común.

Respecto a la discusión sobre la situación argentina actual, Zuleta Puceiro planteó que no hay políticas de consenso, sino una polarización forzada y violenta, y que la universidad es la institución mejor ponderada por la sociedad a pesar de los prejuicios del actual gobierno, persecuciones judiciales y político-policiales, tal como plantearon otros concurrentes.

Hubo debate respetuoso y diferencias (incluso notables en algunos puntos), pero lo importante para mi punto de vista, es la apertura de un canal de diálogo que se plasmó en un documento final donde nos comprometimos a continuar participando de un foro permanente en el cual estos temas se sigan profundizando, sin dejar de lado problemáticas tan complejas como el narcotráfico y su impacto en los jóvenes, una realidad que no escapa a ninguna geografía.

Como he escrito en alguna editorial anterior, solo más y mejor democracia permitirá, sin dudas, mayor libertad y menos dolores, tal como lo describían hace casi cien años los reformistas universitarios cordobeses.