DDHH

Una forma diferente de hacer turismo

Los estudiantes de la UNDAV asumen el desafío de interpretar el espacio urbano como vehículo de la memoria colectiva.

Por Prof. Mariana Sosa y Lic. Pablo Reales

Nuestro marco conceptual considera que el turismo es fundamentalmente un proceso social y cultural de producción de espacios, significados y experiencias que involucra múltiples dimensiones (políticas, culturales, ambientales, sociales, económicas) y una amplia gama de actores sociales con intereses diversos, frecuentemente contradictorios.

La Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) es un espacio donde se generan actividades para la construcción de una mirada crítica sobre el territorio que habitamos en pos de construir conocimiento que le sirva a la comunidad. En Avellaneda existe una multiplicidad de historias, experiencias y espacios que tienen una presencia contundente en las calles, directamente conectados al accionar del terrorismo de Estado. Vamos viendo cada vez más el espacio público intervenido por marcas memoriales que el transeúnte encuentra en su andar cotidiano y se integran en su recorrido por la ciudad y el resto del Conurbano (carteles, monumentos, baldosas, murales, pintadas).

Es por eso que fuimos trazando vínculos entre nuestras carreras de Turismo y el Espacio para la Memoria de Avellaneda, el “Ex Infierno”, para ir construyendo juntos “circuitos de memoria”, como un modo de tramitar las memorias e identidades de nuestro territorio, de difundir y promover estos otros patrimonios. Proponemos que, en ellos, nuestros estudiantes se conviertan en los mediadores culturales de esos recorridos que expresan la recuperación de la memoria histórica y social de nuestra zona.

Venimos trabajando sobre las marcas memoriales para contextualizarlas y profundizar en la época que las significa. Reflexionamos mucho sobre ese mapa de los lugares del recuerdo, que expresa las resistencias y que se refleja en un mar de marcas que está a la vista en nuestro andar cotidiano por los barrios, que nos va revelando la idea de la ciudad como escenario, museo y testigo de un sistema represivo. Esto nos sirve para romper con la idea de los sitios de la memoria como puntos aislados. Queremos sumar a la construcción de narrativas que logren interpelar tanto a los visitantes, turistas y vecinos, ampliando ese rol pasivo de testigo o espectador a la condición de ciudadano (Memoria Abierta 2009).

Esa es nuestra gran tarea: asumir el desafío de interpretar el espacio urbano como vehículo de la memoria colectiva.