La basura como impacto negativo del turismo

El caso de los desperdicios abandonados en áreas públicas es una preocupación a nivel mundial ¿Qué podemos hacer para revertir la problemática?

Por Sebastián Stanganelli | Coordinador del área de Turismo de Cuesta Blanca Pablo Reales – Director de la carrera de Turismo UNDAV

Cuesta Blanca es una localidad ubicada al sur del Valle de Punilla, en la provincia de Córdoba. En la temporada estival que acaba de terminar, se sumaron como voluntarios al Centro de Atención al Visitante estudiantes de la carrera de Turismo de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Además de asesorar sobre qué conocer en Cuesta Blanca, realizaron recomendaciones sobre el cuidado del lugar.

Para todas las gestiones públicas que buscan planificar dentro de una estrategia sustentable, trabajar con los impactos negativos del turismo se ha vuelto prioritario a la hora de ser responsables con los recursos.

Visitantes visitados. ¿Qué sucede si hablamos con ellos?
A través de un estudio realizado en la localidad por investigadores del CONICET, se llegó a la conclusión de que hablando personalmente con los visitantes, a la vez que se levantaban residuos de las playas, el nivel de basura abandonada disminuía notablemente.

¿Qué resuelven la Comuna y los vecinos en base a los resultados de este estudio?
Desde la Comuna, un Guardambiente realiza recorridos por las playas colaborando con el cuidado ambiental. Además de controlar que no se generen fuegos, ruidos molestos ni dañen vegetación nativa, va a su paso recogiendo basura y hablando de manera personalizada con los visitantes (siguiendo la línea que arrojó el estudio anteriormente citado).

¿Cómo replicar esta experiencia en nuestra vida cotidiana?
En principio, es importante saber cómo clasificarla, separando la basura (restos de comida, plantas, plástico, papel y cartón con restos de comida, vidrios, trapos y telas sucios y los restos húmedos o mojados) de lo reciclable (plástico, papel, cartón, vidrio, metal, ropa y telas siempre limpios).

Ya clasificados, los reciclables necesitan un tratamiento especial: antes de tirarlos deben lavarse y dejarlos secar, siendo ésta la tarea tal vez más tediosa, pero es solamente hasta que sea incorporada a la rutina cotidiana.

Si se cuenta con espacio suficiente, lo ideal es tener dos tachos diferentes: uno para los materiales reciclables y otro distinto para la basura.