Crónicas suburbanas de antaño

Escrito en el agua: la gran inundación de 1913 en Avellaneda
Foto ilustrativa

Por Julieta Salto*

A principios del siglo XX en Avellaneda se había concentrado un gran porcentaje de la población obrera que constituía el engranaje económico del país. A mediados de septiembre de 1913 un intenso temporal que se prolongó por más de setenta y dos horas afectó al Partido pero, sobre todo, a un gran número de familias obreras que vivían en las inmediaciones del Riachuelo.

La inundación provocada por las tormentas llegó hasta Villa Angélica, Villa Pobladora, Valentín Alsina, Echenagucía y Piñeyro. La policía, las autoridades municipales y el cuerpo de bomberos voluntarios trasladaron a los afectados a lugares de refugio: Teatro Roma, Centro Gallego, Sociedad Roma, Libera Italia, Círculo de Obreros y la estación Sola, la cual albergó a unas 500 personas.

Los más perjudicados fueron los niños de corta edad –en gran número− expuestos a la lluvia, al frío y, sobre todo, a la falta de abrigo. La mayor parte de la zona oeste de Avellaneda se encontraba cubierta por las aguas que corrían favorecidas, en parte, por el declive del terreno. Las calles Pavón, Rivadavia, Colón, España y Palaá desde las vías del Ferrocarril del Sur se habían convertido en un río torrentoso afectando a edificios que sufrían el riesgo de derrumbe y cuyos moradores no dudaban en señalar al Riachuelo y a los terraplenes como los causantes de todos sus males.

A los pocos días las lluvias comenzaron a disminuir y gracias al intenso trabajo, a la construcción de afluentes improvisados y a la acción del viento sudeste, las aguas descendieron lentamente dejando diferentes escenas: portones destruidos, alambrados volteados, procesiones de madres cargadas con sus hijos al hombro y obreros que intentaban regresar a sus hogares.

El 15 de septiembre de 1913, el ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires visitó la ciudad acompañado por Enrique Barceló, hermano del intendente municipal, prometiendo ayuda económica y obras de desagües. En los días subsiguientes se formaron comisiones de trabajo y de abastecimiento de víveres, ropa −donada por vecinos e instituciones de caridad− y carne enlatada provista por el Frigorífico La Negra. Tiempo después esta situación se repetiría con diferentes matices.

* Graduada del CCC en Licenciatura en Historia UNDAV, Magíster en Historia UNTREF.

Septiembre 2022 | Edición #107