Raúl Zaffaroni: “La verdadera revolución está en el saber”

Convocado por UNDAV Ediciones, el miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y titular de Derecho Penal en la Universidad Nacional de Avellaneda reflexiona sobre la educación y la actualidad, y habla sobre su libro Muertes anunciadas.

“Quien adquiere el know how va a competir, y eso es lo que no quieren”, advierte Zaffaroni, quien dicta clases de
Derecho Penal en la UNDAV.

Por Lic. Carlos Zelarayán | Director de UNDAV Ediciones

Está entre los juristas más respetados del mundo y es uno de los profesores con más Honoris Causa de los que tengamos registro. Convocado por UNDAV Ediciones, compartimos fragmentos de una entrevista imperdible.

UNDAV Ediciones acaba de lanzar el primer título de la Colección Criminología Crítica, que inaugura Muertes anunciadas. ¿Cuál es la importancia de esta Colección y de los debates que se propone relanzar?
Tiene la importancia de conservar —y mostrar— la línea de la criminología regional latinoamericana. Este primer título es el resultado de un trabajo colectivo, que tuve el honor de dirigir, con base en un proyecto en el marco del Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Fue la primera vez que se reunieron penalistas y criminólogos después de la eclosión de la criminología crítica en la región, para estudiar la violencia institucional en forma de las ejecuciones sin proceso. Es una reflexión que es preciso retomar. Las condiciones cambiaron por supuesto, pero no podemos olvidar el pasado. En el Derecho Penal hay una verdadera tendencia a vivir un eterno presente, parece que todo es nuevo y que se puede resolver cualquier cosa con el poder punitivo, que se idolatra, pero hay muy pocas cosas nuevas. Y lo menos nuevo son las estructuras básicas de nuestro pensamiento penal y criminológico, de modo que tengamos cuidado.

Toda criminología se fija en una realidad que es de bastante “letalidad”, por eso es preciso volver sobre esto desde una visión clara respecto de los derechos humanos. La mayor parte de nuestra región sufre una violencia real, cuya táctica ya no son las ejecuciones sin proceso —aunque persista una violencia institucional en algunos países—, sino la de debilitar a nuestros Estados a través de pérdida de control territorial, provocando violencia y confrontación entre los propios excluidos. Según esta visión, si los excluidos se matan, mejor, porque son menos, no pueden dialogar entre ellos y, por ende, no pueden ponerse de acuerdo y coaligarse para asumir algún protagonismo político racional. Vivimos un genocidio por goteo que es producto del subdesarrollo en que se mantiene a la región en esta oleada que no llamaría neoliberal, sino tardo colonialista. Un gabinete nacional integrado por gerentes de las corporaciones transnacionales deja claro que el capital financiero dicta la política. Estamos en una situación virreinal.

¿Cuál es su lectura respecto de la persecución política y judicial que está sufriendo la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner?
Aunque no tan desprolijamente, en su caso se reproduce lo que están haciendo con Milagro Sala, con clonación de causas penales. La del dólar a futuro es ridícula, y ya sabemos quiénes se beneficiaron; no fue ella precisamente. La causa de traición a la Patria es descabellada: el país no estuvo en guerra (Artículo 119 de la CN); y así podríamos seguir. Lo mismo sucede en Brasil. Estamos viviendo una etapa muy similar a la del 55, solo que “sin los fierros”; de un revanchismo que divide a nuestra sociedad. En aquella ocasión fue entre peronistas y “gorilas” y esto, en cierto modo, es una continuidad, con reproducciones del “medio pelo” de Jauretche en versión actualizada. En el caso de Milagro, aun cuando la recomendación no es de un orden jurisdiccional, tiene peso internacional, y estamos haciendo un papelón que nos afecta a todos. Después que Argentina ha juzgado a los genocidas con las leyes normales y los códigos normales, por la bronca de un gobernador, tenemos presos políticos.

Entre los blancos de un cierto revanchismo, está la educación. Las universidades creadas en los años precedentes vinieron a interrumpir una lógica con la que se pensó históricamente a la educación superior en la Argentina, para comenzar a considerarla y garantizarla como un derecho humano. ¿Se pretende cancelar ese propósito?
No debemos permitirlo. Y eso está en nosotros. Si no tenemos aulas para dar clases, las vamos a tener que dar en la calle. Si no hay presupuesto para cobrar nuestros salarios, pues eso poco que nos corresponde se lo damos a quien más lo necesita. No importa. Más allá de todas las agresiones que vayamos a sufrir, esta es una revolución en marcha. La revolución no está en la calle, ni tomando el “Palacio de Invierno”, la verdadera revolución está en el saber. Quien adquiere el know how va a competir, y eso es lo que no quieren. Además, esto ya no se lo puede parar. Quien llegó a la universidad no se va a resignar: llegó. Mañana podrá, tal vez, ser dirigente gremial. Pero estuvo en la universidad. Eso crea un sujeto diferente y el capitalismo financiero teme al sujeto diferente; formatea un sujeto, tarea para la cual los medios les son sumamente funcionales.