Editorial
Diseños curriculares: desafíos, logros y huellas

Por Ing. Jorge Calzoni | Rector de la Universidad Nacional de Avellaneda

Desde los inicios de la UNDAV trazamos algunos ejes muy firmes y estratégicos con respecto a las áreas sustantivas de la Universidad. Y, entre esas misiones sustantivas, hemos considerado siempre a la enseñanza como nuestro núcleo fundamental, con ejes muy precisos: diseño curricular flexible basado en el/la estudiante; curricularización de la extensión universitaria; internacionalización transversal a toda la comunidad universitaria; matricialidad de la gestión e investigación pertinente basada en los problemas de la sociedad, más que en las disciplinas.

Ahora bien, es preciso poner en perspectiva esos que, en aquellos inicios, eran nuestros desafíos, y hoy hacen parte del recorrido de estos más de diez años. Por ejemplo, si nos centramos en el diseño curricular flexible, su desarrollo contenía el reto inmenso de propiciar —y de ser protagonistas— de un cambio de paradigma. No se trataba ni solo ni tanto de reemplazar horas por créditos académicos, sino que dichos créditos evaluaran el esfuerzo, el tiempo y la dedicación del estudiante con base en el aprendizaje y no, como hasta entonces, en las horas de enseñanza del docente, sin justipreciar el aprendizaje.

Y es que la enseñanza-aprendizaje no es —al menos no necesariamente— una cuestión recíproca. Se puede enseñar sin que nadie aprenda, y se puede aprender sin que nadie enseñe.

El acto de enseñar es un aprendizaje en sí mismo. Siguiendo a Paulo Freire, es un verdadero acto de amor para quienes abrazan con convicción esta tarea; y el objetivo principal es el estudiante, es el otro o la otra con el conocimiento como vehículo; no el conocimiento como objetivo. En todo caso eso lo contemplamos (puesto que, por supuesto, que mucho nos interesa y es, también, una cuestión sustantiva) en función de la investigación como acceso y transmisión de la enseñanza.

Pero este diseño curricular no es solo un cambio de centralidad en el sujeto, sino también en las formas. La pandemia permitió acelerar procesos de incorporación de nuevas tecnologías. El concepto de aprender a aprender en innumerables conservatorios virtuales modificó el rol pasivo de la recepción de contenidos al rol activo del aprendizaje dinámico, a través de las plataformas, de actividades presenciales, individuales o grupales y aun comunitarias, como nuestra experiencia de Trabajo Social Comunitario.

Entonces, no se trata solo de créditos. Es necesario comprender esa herramienta (clave) en la profundidad para nada contingente de reconocer saberes previos, de establecer, propiciar, y ser capaces de vivir un auténtico y dinámico diálogo de saberes; de comprender que la vida universitaria no solo transcurre en el claustro (aula, pasillo, buffet), sino en la calle, en el barrio, en el trabajo, en la familia; en fin; en el territorio y su comunidad.

Hoy el sistema universitario está discutiendo la flexibilización del actual currículo, tal como sigue vigente en la gran mayoría de las universidades argentinas, como una necesidad y un imperativo de la hora; en ese sentido, una autocrítica común y generalizada es el aspecto conservador —de los currículos vigentes— para dinamizar cambios; positivo en algunos casos y negativo en otros.

Hoy podemos decir que nuestra querida UNDAV ha logrado avanzar en esta materia y ese avance es una huella que nos hace sentir un legítimo orgullo. Porque esa huella es un aporte reconocido por nuestros pares, y en el que podemos reconocernos como comunidad universitaria. Y porque —tal como nos planteamos al momento de nacer como institución— hemos tomado lo neurálgico y estructural de las universidades señeras y, al mismo tiempo, con modestia y determinación, nos propusimos modificar y/o emprender aquello que pudiéramos ofrecerle al sistema universitario para construir universidades públicas más democráticas, más igualitarias, más cercanas al pueblo al que se deben.

Agosto 2022 | Edición #106