Conocer en salud: ¿por qué algunas personas enferman y otras no?

Todos buscamos explicarnos diversos fenómenos que percibimos (vemos, tocamos, olemos, escuchamos o saboreamos) a partir de la búsqueda de causas. La intuición y la percepción son fundamentales para hacernos preguntas, pero no tan confiables para encontrar sus respuestas.

Para entender realidades complejas necesitamos múltiples saberes e interdisciplinaridad.

Por Rocío González Francese y Luciana Reif. Becarias CONICET – UNDAV. Grupo de Estudios en Salud Ambiental y Laboral (GESAL) UNDAV

En este escrito intentaremos presentarles nuestra manera de mirar la salud de la población y su relación con el ambiente, cuáles son las posibles explicaciones, las causas -que aquí denominaremos determinaciones sociales- que nos permiten responder a una vieja pregunta: ¿por qué algunas personas enferman y otras no?

¿Para qué conocer?
El punto de partida en la búsqueda de las explicaciones siempre es una pregunta. Vamos modificando nuestra manera de ver la realidad para formularnos preguntas básicas como ¿por qué las cosas son como son y no de otra manera? ¿Por qué vivimos como vivimos? Preguntas que surgen de un primer extrañamiento de nosotros mismos. Aquello que nos parece injusto, peligroso, opresivo, violento, irrumpe en nuestra mirada y plantea sus interrogantes.

Las contribuciones del conocimiento científico son imprescindibles. De hecho, muchos descubrimientos e innovaciones científico-tecnológicas han impactado en el bienestar de la población. Sin embargo, la ciencia también es capaz de expresar su poder mediante las amenazas ecológicas y para la propia salud de las personas, como por ejemplo, el uso de agrotóxicos en la producción agropecuaria, o de químicos en la extracción de minerales, o las consecuencias en el clima global de los procesos de industrialización y de consumo.

El para qué conocer tiene que orientase hacia la resolución de las necesidades y problemas del pueblo. Y por lo tanto, una ciencia y desarrollo tecnológico con identidad nacional y valor social deberá tener una relación con la comunidad en la que se inserta, donde la existencia de un control social y participativo permita discutir los objetivos, temas e implicancias del propio desarrollo del conocimiento.

¿Qué conocer?
Al estudiar la salud en las poblaciones, nos preguntamos: ¿Por qué algunas personas enferman y otras no? Buscamos entender, explicar porqué muchas personas que comparten una misma características (trabajo, vivienda, poder económico, educación, etc.) se enferman, mientras que otras personas con otras características (otro tipo de trabajo, vivienda diferentes, distintos niveles económicos y educativos) no se enferman.

Las causas de la salud colectiva las denominamos determinaciones sociales. ¿Por qué? No es sencillo identificar causas que lo expliquen todo. En procesos sociales como el de la salud-enfermedad existen muchas causas, incluso algunas que están presentes pero vienen desde muy lejos en el tiempo y otras que se relacionan con el futuro. Pero, además, están todas mezcladas y cuando se juntan se modifican y cambian los resultados.

¿Cómo conocer?
Finalmente, nos queda un problema: si la salud colectiva es consecuencia de condiciones generales socioeconómicas, culturales y de ambiente (educación, trabajo, desempleo, agua y saneamiento, vivienda, sistemas sanitarios, etc.) al tiempo que de las relaciones interpersonales y mis condiciones de vida individual (edad, sexo, consumos, apoyo social, etc.), ¿cómo puedo hacer para conocer y explicar esas relaciones? Para entender realidades complejas necesitamos de múltiples saberes, no es suficiente el saber de una sola disciplina, necesitamos interdisciplinaridad, se trata de escucharse mutuamente, ser capaces de modificar su punto de vista y resignar el lugar de autoridad de su propio saber.

Por último, pero sin dudas lo más importante: el saber social. El que no es sistemático sino espontáneo, el que se fundamenta en la experiencia de vida y no en el experimento de laboratorio, el que surge de las percepciones, de las preguntas que nos hacemos más que de las respuestas, ese saber tuyo y nuestro, el de los vecinos y el de los trabajadores. Ese saber que sirve para controlar los objetivos y las implicancias del conocimiento científico y que al mismo tiempo contribuye a buscar soluciones a los problemas y necesidades del pueblo. Como innumerables ejemplos lo demuestran: las Madres, las de Ituzaingó en Córdoba, las de las Torres en Wilde, las de Colonia Loma Sené en Formosa, y tantas otras comunidades que han planteado sus observaciones, sus preguntas, más o menos tímidamente, enfrentando muchas veces saberes académicos parciales y opresivos.

Del conjunto de saberes es posible que obtengamos una verdad; aquella que nos permita entendernos para construir ese mundo que nos gusta más.