Jauretche y el pensamiento nacional

En el mes en que se conmemora su nacimiento, el Lic. Carlos Zelarayán invita a reflexionar acerca del legado del político, ensayista y escritor argentino.

Foto ilustrativa

Por Lic. Carlos Zelarayán | Director de UNDAV Ediciones

“Pensar es sustraer la trivialidad que hay en todo pensamiento. Lo contrario es acatar dogmas que ya nacen escritos como tales” (Horacio González).

En memoria al nacimiento del escritor y pensador Arturo Martín Jauretche, el 13 de noviembre de 1901, se conmemora el Día del Pensamiento Nacional. Además de su fuerte vocación política, fue un brillante ensayista y escritor. Militó en las filas del radicalismo Yrigoyenista y, con justicia, se lo recuerda por ser partícipe de la fundación de la "Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina" (FORJA), constituida bajo el lema "Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre". Desde allí, en improvisadas tribunas esquineras, denunció las entregas y los atracos de la Década Infame.

Fue el "enlace obligado y dialéctico entre los dos grandes movimientos nacionales del siglo pasado: el yrigoyenismo, ya declinante, y el peronismo, surgente y caudaloso". Se constituyó en la conciencia activa de la vieja Argentina y de la que nacía de las entrañas del subsuelo de la patria sublevado en las jornadas del 17 de octubre de 1945.

Jauretche, qué duda cabe, formó parte del puñado de argentinos/as que salieron en defensa de la historia, las conquistas y logros alcanzados por la Revolución Nacional acaudillada por el General Juan Domingo Perón. Junto con otros de grande apellido (Raúl Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui, John William Cooke, Jorge Abelardo Ramos, Rodolfo Puiggrós, Manuel Ugarte, Alicia Argumedo, Eva Perón, para mencionar algunos/as), sembraron los mojones en los que aún nos reconocemos.

Recoger ese legado no puede ser un acto meramente retrospectivo o melancólico. La memoria de Jauretche no puede servir de pretexto para encerrar su pensamiento en unos pocos moldes, aprisionados en previsibles consignas. Los legados, las grandes tradiciones, no están en el pasado, esperan por nosotros/as en el porvenir. Honrar este día es asumir esa tarea al mismo tiempo inmensa e impostergable: “El pensamiento nacional no puede ser una galería de próceres establecida. […] En muchos momentos históricos cerramos ese canon excesivamente y hoy hay que abrirlo con urgencia. Esa apertura debe ser hacia la cultura universal. No podemos considerarnos en la cultura argentina sin el acervo de las grandes fuentes del humanismo universal y del conocimiento de la cultura universal y sin hacer de ese pensamiento nacional algo donde tengan que incluirse aquellos que reprobábamos cuando éramos un poquito más ingenuos”. Eso recomendaba el entrañable Horacio González, otro nombre indispensable en un día como hoy.

Y en todos nuestros días.



Noviembre 2021 | Edición #99