Las energías renovables y su aporte contra el cambio climático

A semanas de haberse desarrollado el Congreso Interuniversitario Laudato Si’ que debatió acerca de una conciencia ecológica integral, reflexionamos en torno a una problemática mundial: el agotamiento del modelo de producción basado en combustibles fósiles.

Foto ilustrativa

Por Ing. Sergio Marcelo Cataldo*

Incendios de grandes dimensiones, inundaciones sin precedentes, altas temperaturas y olas de calor. Estos son los temas más relevantes de los portales de noticias de todo el mundo registrados en el último tiempo. Es innegable que el cambio climático trasciende a las discusiones del ámbito científico y académico para trasladarse a la preocupación de toda la humanidad.

El cambio climático ya está afectando a todas las regiones del planeta de múltiples formas. Las consecuencias son evidentes, reflejándose con mayor intensidad en las regiones más vulnerables del planeta donde el cambio climático, a diferencia de lo que sucede en los países industrializados, además de afectar el ambiente repercute fuertemente sobre la estructura social generando mayor pobreza.

La energía es un hecho social y es el ser humano en sociedad quien a lo largo de los tiempos la ha empleado y transformado para su beneficio. La forma en que la sociedad produce, distribuye y consume la energía necesaria para su existencia y desarrollo define la calidad de vida de las personas que la integran.

Los combustibles fósiles (el carbón, el petróleo y el gas) comprenden, a nivel mundial, el 80% de la demanda actual de energía primaria del sistema energético siendo la fuente de mayor impulso del calentamiento global, con aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO2. Si la proporción actual de combustibles fósiles se mantiene y la demanda energética se incrementa, el nivel de emisiones tendría consecuencias climáticas aún más devastadoras para el planeta.

Sin lugar a duda esto interpela el modelo actual de producción basado en combustibles fósiles evidenciando su agotamiento.

Entre las posibilidades con las que cuenta el sector energético para reducir las emisiones se debe destacar, en primer lugar, la disminución de la cantidad de energía consumida e ir hacia una economía baja en emisiones de carbono diversificando la matriz energética con fuentes de energías renovables.

Las energías renovables pueden ocupar un espacio relevante dentro de la estructura social, no solo por aportar en el desarrollo sino además poner el foco sobre estos sectores de mayor vulnerabilidad donde el acceso a fuentes de energía es inexistente. Actualmente, alrededor del 20% de la población mundial (1500 millones de habitantes) no tiene acceso a alguna fuente de energía eléctrica para abastecer su demanda energética, ya sea porque las compañías del sector no pueden acceder con su infraestructura o por desatención de estas demandas. En la República Argentina esta cifra asciende alrededor de 2 millones de habitantes.

Hoy, aunque la República Argentina basa su matriz sobre la explotación de los recursos fósiles -y una porción algo mayor al 12% en energías renovables- posee una ventaja incomparable desde el punto de vista de la posibilidad de aprovechamiento de los recursos renovables.

Argentina, además de tener una de las mejores capacidades en cuanto a la disponibilidad del recurso solar y eólico, posee una ventaja competitiva en cuanto a la regionalización de los grandes emprendimientos de energías renovables. En el Noroeste argentino con desarrollos de energía solar, el Noreste con aprovechamiento de las bioenergías, en la zona de Cuyo, explotación de energía solar e hidráulica y en la zona patagónica, con las mayores velocidades media de viento, despliegues de energía eólica, representan solamente una idea del potencial de nuestro país.

Ahora bien, dado su intermitencia, los recursos renovables pueden ser un condicionante más no por ello deben ser un determinante. Teniendo en cuenta las distintas experiencias en este sentido y las extensas posibilidades de explotación de las energías renovables a lo largo del territorio argentino solo faltarían claramente políticas que, además de impulsar la diversificación de la matriz energética, realicen aportes contra el cambio climático. Posiblemente, parte de la solución a estos problemas se encuentren aquí.

* Docente Investigador UNDAV - Grupo de Investigación en Energías renovables (GIDER-UNDAV).

El desafío urgente de proteger nuestra “casa común”

Con el objetivo de compartir reflexiones acerca de una conciencia ecológica integral para asumir el desafío de proteger nuestra “casa común” ante una realidad que aqueja como nunca antes, desde el miércoles 1 al sábado 4 de septiembre se desarrolló el Congreso Interuniversitario Laudato Si´, al cumplirse seis años de la encíclica homónima del Papa Francisco.

El rector de la UNDAV, Ing. Jorge Calzoni, fue el encargado de dar apertura a los debates y las mesas de exposición del evento en la Región Metropolitana (CPRES Metropolitano).

“La encíclica Laudato Si´ generó enormes expectativas y la necesidad de crear una propuesta concreta más allá de la reflexión”, comenzó diciendo el Ing. Calzoni. “Está claro que hay una saturación de las formas de producción y en la forma en cómo se altera a la naturaleza” y que eso debe corregirse.

“Lo que plantea el Papa Francisco nos interpela, en particular a los gobiernos, en la forma de definir los modelos de producción. El cambio climático no es un tema abstracto, no surgió de un día para el otro, es un tema real, concreto y discutido. Hay una crisis ecológica que tiene un correlato en lo social y las universidades debemos ser parte de la solución a todos estos problemas”, analizó el rector de la UNDAV.



Octubre 2021 | Edición #98