Denominados “CubeSats”, orbitan entre los 400 y 800 kilómetros de altura y pueden brindar valiosa información de acuerdo a su uso. “El proyecto va a tener alcance nacional y mundial”, asegura el director de Ingeniería en Informática, Mg. Ing. Roberto O. Mayer.
En lo que constituye un gran paso para el sistema universitario en su conjunto y para el país, la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), a través de su carrera de Ingeniería en Informática y del Departamento de Tecnología y Administración, participa, junto a otras universidades, organismos e instituciones, de un Proyecto Satelital de Órbita Baja para la Prestación del Servicio IOT (Internet de las Cosas).
En otras palabras, se diseñará, desarrollará y operará un laboratorio satelital integrado por nanosatélites no geoestacionarios -denominados “CubeSats”- que orbitan entre los 400 y 800 kilómetros de altura y que, a través de sensores que se conectan con la plataforma satelital, pueden ser utilizados en el campo, en las fronteras, como caudalímetros, medidores de presión, de agua y de temperatura, entre muchos otros usos.
Se trata de una iniciativa que tiene como punto de partida la Comisión de Asuntos Satelitales del Consejo Profesional de Ingeniería de Telecomunicaciones, Electrónica y Computación (COPITEC), con la coordinación de la Fundación para el Desarrollo de las Telecomunicaciones, la Electrónica y la Comunicación (FUNDETEC), en conjunto con la UNDAV, la Universidad de Palermo, la Universidad Nacional del Comahue, la Universidad Tecnológica Nacional Facultad regional de Neuquén, LIA Aerospace, Aeropac, el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa, la Universidad Austral, el Instituto Civil para la Tecnología Espacial, la Universidad de la Defensa Nacional y la Universidad Nacional de Moreno.
De acuerdo a lo informado por el COPITEC, la propuesta considera dos etapas claramente definidas: la primera de ellas se corresponde con el diseño, construcción y lanzamiento de uno o más CubeSats a modo de constelación inicial, y que constituirá un denominado "Laboratorio Espacial" para ensayos del servicio IoT; la segunda etapa y final, denominada de Desarrollo y Ejecución de un Proyecto Satelital de Órbita Baja para la Prestación del Servicio IOT, será posible sobre la base y concreción de los resultados de la primera etapa, es decir la experimental.
“La tecnología a nivel mundial está creciendo a pasos agigantados, por lo cual no podíamos quedarnos afuera”, afirma el director de la carrera de Ingeniería en Informática de la UNDAV, Mg. Ing. Roberto O. Mayer. Luego de la firma de una Carta de Intención el lunes 31 de mayo, el proyecto comienza a dar pasos concretos y se espera que en el lapso de 18 meses puedan ponerse en órbita los primeros CubeSats.
Con Información - ¿Cómo surgió el proyecto y qué se espera del mismo?
Roberto Mayer - Empezamos a estudiar el tema y notamos que había una ausencia en términos concretos de la posibilidad de desarrollar tecnología en el espacio de satélites no geoestacionarios, de órbita baja para IoT. Un satélite geoestacionario está a 35 mil kilómetros de altura, mientras que uno que no lo es se encuentra entre los 400 y los 800 kilómetros de altura. Lo cual genera ventajas, como por ejemplo la transmisión rápida y la ausencia de latencia.
Lo especificamos en una misión concreta denominada “La internet de las cosas”, es decir, la posibilidad de que todo esté híperconectado para el uso, el aprovechamiento y la administración correcta de los recursos. Por ejemplo, sensores en el campo, en las fronteras, caudalímetros, medidores de presión, de agua, de temperatura, distribuidos a lo ancho y a lo largo del territorio. Todos los satélites de órbita baja que se empezaron a desarrollar lo han hecho para la observación de la tierra mientras que nosotros nos propusimos hacerlo para la conexión de sensores a través de la denominada Internet de las Cosas.
CI - ¿Cuál será la función del laboratorio espacial?
RM - En la primera etapa vamos a desarrollar maquetas en tierra y, luego, una vez que tengamos los dispositivos, hay que trabajar paralelamente con el lanzador, quien lo pone en órbita. Lo que queremos es desarrollar el conocimiento en las universidades y que se transfieran experiencias. La importancia desde el punto de vista de la construcción del conocimiento es que hemos podido lograr armar una red de especialistas. Una vez que tengamos ese laboratorio espacial en órbita esperamos que más universidades se sumen al proyecto para volcar sus experiencias en la plataforma. Porque en la segunda etapa, una vez que tengamos un conocimiento más acabado de nuestro propio proyecto, vamos a definir una plataforma de mayor cantidad de nanosatélites en órbita, que pueden ser decenas o cientos (ojalá miles).
CI - ¿Qué rol desempeñará la UNDAV?
RM - La carrera de Ingeniería en Informática de la UNDAV se focaliza en lo que es la plataforma de Internet de las Cosas. Ya tenemos trabajos de investigación y desarrollo. Estamos trabajando en sensores y tenemos un grupo de estudiantes y docentes capacitados que ya están desarrollando esto. Por eso vamos a ir a poner una parte concreta en el armado del satélite, considerando la plataforma en su conjunto y en la necesidad de que los satélites deberán acumular mensajes de los distintos sensores, para luego poder transmitirlos a las antenas de tierra.
Julio 2021 | Edición #95